Todos los seres vivos estamos conectados, en mayor o menor medida, con el mar y sus recursos.
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Sin embargo, a pesar de su inmensidad y la enorme riqueza biológica que encierran, nuestros mares y océanos son frágiles, es decir, muy vulnerables a las amenazas.
Cada 18 de septiembre se conmemora el Día Mundial de las Playas, pero, a pesar de eso, ¿le brindamos el debido cuidado?
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Una playa es un lugar donde se une el agua del océano con la superficie del continente. Está compuesta por una franja de arena blanca, dorado o nácar, dependiendo de la
zona.
Es un recurso viable para el esparcimiento, pero en la actualidad la gran cantidad de basura atenta contra todo el ecosistema.
¿Quiénes son los más afectados?
Las playas contaminadas son fuente de enfermedades de la piel que afectan directamente a los bañistas, sin dejar de mencionar que pueden perturbar las actividades
comerciales.
Las playas también son vulnerables al cambio climático, mismo que incide directamente en los hábitats naturales ubicados en las zonas costeras, como estuarios y
humedales. Afectar a la fauna no debe tomarse a la ligera.
Fuentes principales de contaminación
Existen diversas fuentes de contaminación de las playas como son:
Descargas de aguas residuales
Residuos de botes y embarcaciones
Residuos de personas y animales en la playa
Arrastre de residuos por lluvias
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Datos generales
La contaminación de playas en América Latina y el Caribe, causadas por descargas sin control de desagües domésticos no tratados, constituye un problema serio de salud
para la población; en algunos casos son problemas permanentes y en otros son consecuencia de circunstancias excepcionales como el colapso del sistema de tuberías de
desagüe que contaminó las playas de Río de Janeiro-Brasil en el 2003.
